¿La Escritura es «inspirada por Dios»?

La autoridad de la Escritura es una de las preguntas más antiguas y debatidas de la humanidad. También es una de las más importantes para considerar hoy.

Cuando escucho a personas que profesan ser cristianas cuestionar si la Biblia es la Palabra de Dios, no puedo evitar preguntarme si los cristianos de hoy no adoran a un Dios demasiado pequeño. Después de todo, si Dios es Dios, ¿no podría escribir un Libro sin error? ¡Por supuesto que sí, y lo hizo!

La Biblia declara: «Toda la Escritura es inspirada por Dios» (2 Timoteo 3:16). John R. W. Stott explica la importancia de esta declaración para nosotros de la siguiente manera: «Entonces, no quiere decir que Dios haya respirado sobre los escritos para darles su carácter especial, sino que lo que los hombres escribieron fue inspirado por Dios. Él habló a través de ellos. Fueron Sus voceros».

Las palabras mismas de la Escritura están inspiradas por Dios. Jesús dijo: «Les digo la verdad, hasta que desaparezcan el cielo y la tierra, no desaparecerá ni el más mínimo detalle de la ley de Dios hasta que su propósito se cumpla» (Mateo 5:18). ¡Él garantiza hasta las partes más minuciosas de Su Palabra!

Los padres de la iglesia primitiva también defendieron la autoridad de la Biblia. Agustín declaró: «Por lo tanto, sometámonos e inclinémonos ante la autoridad de las Santas Escrituras, las cuales no pueden errar ni engañar».

Si Dios no pudiera escribir un libro perfecto, ¿por qué tú o yo tendríamos que confiarle a ese Dios nuestra salvación? No digo que creer en la inspiración de las Escrituras sea necesario para ser salvo, pero sí que, para experimentar la plena autoridad, el poder y la comunión con Dios en nuestro caminar cristiano, debemos aceptar la Biblia como la Palabra de Dios.

Creer en la plena autoridad de la Escritura es vital para tener una vida cristiana auténtica y victoriosa. Solo a través de una fe así, podemos experimentar el gozo de ser hijos de Dios.