Es imposible decirlo demasiado.

Eres IMPORTANTE. Si alguna vez te entran dudas, detente y considera las infinitas fuentes de estímulo que compiten por tu atención como consumidor. Los mensajes te llaman a gritos por la radio, el televisor, en tu correo, por internet, en panfletos, en vallas publicitarias y a través de un sinnúmero de herramientas publicitarias más. Cada una compite por TU atención… diciéndote exactamente lo que «necesitas».

En medio de este bombardeo de mensajes, sutil o no tan sutil, formamos nuestra idea de lo que es importante en la vida. Para bien o para mal, empezamos a pensar en ciertos temas de determinada manera. Se nos persuade a que gastemos nuestro dinero en ciertos productos. Empezamos a ir en pos de un estilo de vida que busca satisfacer todas las supuestas necesidades que se nos dice que tenemos.

Pero ¿cuánto de todo lo que perseguimos nos satisface en realidad? ¿Y dónde está Jesucristo en medio de nuestras búsquedas? ¿Tendrá Él algo que ver con tus necesidades, ya que vives en el siglo XXI?

Son preguntas legítimas que merecen respuestas. Espero que reconozcas la clara diferencia entre los deseos internos que Dios te dio y las promesas falsas que el mundo te hace.

Jesús también promete dar guía en cualquier situación en la que nos encontremos. (Juan 14:26) El Dios infinito que creó el universo sin duda es lo suficientemente creativo y sabio como para suplir nuestras necesidades. Jesús hizo una declaración profunda sobre la relevancia y la autoridad de Su Palabra cuando afirmó: «El cielo y la tierra desaparecerán, pero mis palabras no desaparecerán jamás» (Marcos 13:31). Además, declaró en Hebreos 13:5: «Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré».

¿Te acercarás ahora a Jesús, admitiendo que tienes las manos vacías, para que Él pueda empezar a suplir tus necesidades más profundas?