Pruebas, por favor.
Como cristiano, tu intelecto y tu fe trabajan juntos, no en compartimentos separados. Esto se debe a que Jesucristo fue una persona real que caminó sobre la tierra (un hecho comprobable). No solo eso, sino que los restos de Su cuerpo no se pueden encontrar en ninguna parte (también, algo comprobable). ¿Cómo es posible? Porque resucitó y conquistó la muerte.
Hoy, tiene un cuerpo resucitado; está vivo, reinando con Dios en el cielo (Hechos 2:32-33). ¡Y vive ahora mismo en ti y en mí (Romanos 8:11)!
El Dr. Clifford Herbert Moore, exprofesor en la Universidad de Harvard, escribe: «El cristianismo conoció a su Salvador y Redentor, no como un dios cuya historia estaba contenida dentro de una fe mítica, con elementos toscos, primitivos e incluso ofensivos. La fe cristiana está fundada sobre hechos positivos, históricos y aceptables».
Cada persona debe tomar la decisión por sí misma: ¿Jesucristo fue un simple hombre, tan solo un mito, o es verdaderamente el Dios todopoderoso? Tú, como creyente, has elegido la última opción. Has tomado la decisión con tu corazón, tu alma, tu fuerza y tu mente (Marcos 12:30).
Tal vez te has preguntado: «¿El cristianismo estará realmente establecido sobre hechos históricos?». Cualquier argumento respetable sobre la validez del cristianismo se apoya sobre la prueba de la resurrección de Jesús de Nazaret o se cae ante la misma.
Considera estos pasajes respecto a Jesús de Nazaret, tomados de la Palabra de Dios:
Colosenses 1:15-20
Hebreos 1:1-2
Efesios 1:9-10
… Muchos eruditos importantes han creído y creen en Su resurrección.
Después de examinar la evidencia de la resurrección provista por los escritores de los Evangelios, el difunto Simon Greenleaf, una autoridad en jurisprudencia en la Facultad de Derecho de Harvard, concluyó: «Por lo tanto, sería imposible que ellos [los primeros cristianos] hubieran persistido en afirmar las verdades que han narrado, si Jesús no hubiera resucitado realmente de los muertos, y si no hubieran conocido este hecho con la misma certeza que cualquier otro hecho».
Uno de los escépticos más conocidos de hoy fue C. S. Lewis, profesor en la Universidad de Oxford. Durante años, fue un agnóstico que negaba la deidad de Cristo. Después de un intenso proceso de buscar respuestas, recibió a Cristo como su Señor y Salvador.
En Mero cristianismo, Lewis afirma: «Un hombre que fuera un mero hombre y dijera la clase de cosas que afirmó Jesús no sería un buen maestro ético. Sería un lunático al mismo nivel de un hombre que afirma que es un huevo escalfado, o sería el diablo del infierno… la decisión es tuya».
Además, respecto a nuestra respuesta a Jesucristo, declara: «Puedes hacerlo callar como a un necio, puedes escupirlo y llamarlo un demonio, o puedes caer a Sus pies y llamarlo Señor y Dios. Pero no nos inventemos alguna tontería arrogante y digamos que fue un excelente maestro humano. No nos dejó esa puerta abierta. No tuvo ninguna intención de hacerlo».