Todos tenemos una. Tu historia no es una mera cronología de lo que experimentaste en tu vida. Es el testimonio de cómo Dios se dio a conocer a ti y de cómo llegaste a conocerlo. Porque incluso antes de que lo conocieras, Él te conocía a TI (Salmo 139:13-16) y murió por ti (Romanos 5:8). ¡No hay amor más grande!

¿No es emocionante? Y ahora, a medida que avanzas en tu relación con Él, el Señor sigue guiándote y formándote. ¡Esta es tu historia, tu testimonio! No hay una historia «correcta» o «incorrecta», porque Dios obra en nuestras vidas de maneras diferentes y poderosas. Tu historia es única. ¡Y es para dar a conocer!

Cuando les cuentas a otros lo que Dios ha hecho y está haciendo en tu vida, eso es evangelizar. ¡Es lo que me apasiona! Porque, sin eso, las personas mueren y entran a la eternidad separadas de Dios.

Piensa en tus seres queridos. ¿Cómo llegarán a conocer a Jesucristo, a menos que alguien les hable de Él? ¡Ese alguien podrías ser tú! Es un honor emocionante, y un privilegio, comunicar la Buena Noticia de Jesucristo.